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Madeira

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Paraíso del senderista

La región autónoma de Madeira se encuentra a 860 km de Lisboa. Este archipiélago atlántico de origen volcánico, consta de dos islas habitadas, Madeira y Porto Santo, y tres islas menores no habitadas. 

La isla principal, Madeira, está formada por un macizo montañoso perfecto para la práctica de senderismo y otros deportes de montaña, siendo Pico Ruivo, el punto más alto de la isla. 

Mientras que Porto Santo, tiene un noreste montañoso con saliente rocosos y acantilados, y una llanura costera en el sureste que incluye una playa de arena blanca de 9 km. 

Por orden del rey Juan I de Portugal comienza la colonización del archipiélago en 1425. Estableciendo 15 años después el régimen de las capitanías, nombrando a Tristão Vaz Teixeira capitán-donatorio de la capitanía de Machico; seis años más tarde Bartolomeu Perestrelo se convierte en el capitán-donatario de Porto Santo y en 1450 João Gonçalves Zarco en el capitán-donatario de Funchal. Así, los descubridores del archipiélago, fueron los primeros colonos junto con sus familias y un pequeño grupo de nobleza, gente modesta y algunos antiguos presos. 

Económicamente la isla ha pasado de una primera actividad agrícola con la cosecha del trigo, pasando por el exitoso cultivo de caña de azúcar, hasta los viñedos produciendo su famoso vino. 

Pero hoy en día la principal actividad económica de Madeira es el turismo. Este comenzó a dar sus primeros pasos en el siglo XVIII y XIX con el llamado turismo terapéutico. El agradable clima del archipiélago hizo que fuese altamente recomendada por los médicos de la época para curar enfermedades tipo la tuberculosis. Entre sus ilustres visitantes figuran Sissi, el emperador Carlos I de Austria, los emperadores Maximiliano y Carlota de México o el político inglés Winston Churchill. 

Debido a la elevada demanda de la época se mejoraron una serie infraestructuras de apoyo como sanatorios, alojamientos o agentes, que mediaban entre los forasteros y los espacios de acogida. Además cabe destacar que en 1850 se publicó la primera guía turística de Madeira en la que se destacaba elementos de la historia, la geología, la flora, la fauna y sus costumbres. 

Funchal 

Al sur de la isla de Madeira se encuentra la capital, Funchal, llamada así en honor del Foeniculum Vulgare (hinojo) que abundaba en la isla cuando en 1421 fue fundada por João Gonçalves Zarco. 

El rey Manuel I de Portugal le otorgó rango de ciudad en 1508, gracias a lo cual, pasó a convertirse en un importante puerto en la ruta transatlántica. Aprovechando así, para comerciar con los productos de la isla como el azúcar y posteriormente el vino. 

Hoy en día es el mayor centro turístico, comercial y cultural de todo el archipiélago de Madeira. 

En ella podemos disfrutar de esculturas dedicadas a personajes históricos o proyectos artísticos más modernos, como el de Portas Abertas en donde decoraron algunas puertas de la calle Santa María para revitalizar la zona. 

También podemos disfrutar de monumentos civiles como el teatro municipal del siglo XIX; religiosos como la Capela do Corpo Santo, donde los pescadores locales se encomendaban a Dios antes de salir a faenar o militares como el fuerte de São Tiago, imponente edificio de color amarillo construido entre los siglo XVII y XVIII como fuerte defensivo de la ciudad contra los ataques piratas. 

Pero la joya de la corona de Funchal son sus parques y jardines, que gracias a su clima subtropical, su origen volcánico y su orografía ofrecen una exuberante vegetación y exótica flora, que atrajo a ilustres científicos como Charles Darwin, que incluyó varias de las especies de Madeira en sus trabajos. Estos parques y jardines ofrecen agradables paseos en cualquier momento del día y en cualquier estación del año. 

Jardín tropical de Monte Palace

En Funchal, se encuentra el Jardín tropical Monte Palace. Este ocupa un área de 70 000 metros cuadrados en donde no solo hay flora autóctona, sino también una enorme colección de flora exótica, además de casas, lagos con sus patos y cisnes… El jardín pertenece a la Fundación José Berardo y desde 1999 está reconocido como Patrimonio de la Humanidad.

A lo largo del jardín se puede disfrutar de árboles centenarios y una de las mayores colecciones de cícadas de origen africano y japonés.

Cabe mencionar que el Museo Monte Palace cuenta con dos exposiciones permanentes divididas en tres galerías con entradas separadas: la exposición Pasión africana y la exposición Secretos de la madre naturaleza.

Pueblos imprescindibles 

Comenzamos nuestra ruta de pueblos imprescindibles en la zona norte, allí está Porto Moniz, famoso por sus piscinas naturales formadas a partir de rocas volcánicas. Siguiendo las sinuosas carreteras llegamos a Santana, que durante muchos años fue de difícil acceso tanto por mar como por tierra permitiéndole así preservar sus características como sus casas tradicionales de techo de caña. 

Nos dirigimos ahora al sur, a Câmara de Lobos, llamado así por la gran cantidad de lobos marinos que había en la época del descubrimiento y terminamos nuestra ruta en el Cabo Girão un elevado acantilado, el más alto de Europa, que ofrece unas espectaculares vistas. 

Senderismo 

La accidentada orografía de Madeira la hace un lugar ideal para la práctica del turismo activo como el senderismo. 

Utilizando las levadas, canales creados por el hombre para llevar el agua del norte al sur, hoy en día, no solo mantienen su primigenia actividad, sino también, son usadas como una red de senderos de 1400 km. 

Comenzamos en la Vereda do Burro que conecta a pie el Pico Areeiro con el centro de visitantes del Parque Ecológico de Funchal. Este consta de 7,2 km, atravesando flora típica de las zonas altas de Madeira. Destaca del paisaje el Poço da Neve, una construcción de 1813 en donde se almacenaba durante todo el año la nieve y el granizo que ocasionalmente se producía en invierno. 

Podemos continuar con una de dificultad intermedia, como la levada de 25 Fontes, la más visitada de la isla. Esta consta de 4,6 km, con dos senderos que se bifurcan yendo a diferentes cotas, el primero lleva hasta una impresionante caída de agua y y el segundo llega hasta la laguna de las 25 fuentes. 

Y terminamos con una levada difícil, la escogida es el Camino do Pináculo e Folhadal, consta de 15 km y con una altitud entre los 1000 y los 1600. Aunque en gran parte del recorrido se realiza en una levada, en algunos puntos discurre por una vereda empedrada, en donde podremos disfrutar de pequeñas plantas endémicas como las orquídeas de Madeira. 

Playas

El archipiélago de Madeira posee un clima privilegiado que oscila entre los 25 grados en verano a los 17 en invierno, lo cual, junto con sus cálidas aguas, le convierte en un destino ideal para disfrutar de la playa durante todo el año. 

Aunque la isla de Madeira tiene playas, su atractivo turísticos se centra más bien en su turismo activo de montaña, eso sí, sin olvidar la gran cantidad de piscinas naturales formadas a partir de rocas volcánicas que hay a lo largo y ancho de la isla. Pero, si buscamos una playa kilométrica por donde perdernos y tomar el sol, esa se encuentra en Porto Santo. La playa de Fontinha tiene 9 km y además su arena tiene propiedades terapéuticas, permitiendo al visitante no solo acercarse a ella para disfrutar de un día de sol y playa, sino también, para tratar sus problemas reumáticos y ortopédicos, si es que los padece. 

Fiestas 

Madeira se caracteriza por sus numerosas fiestas y romerías pero las más conocidas y las que atraen a más turistas son: el Carnaval, la Festa da Flor y Fin de Año. Gracias al agradable clima, todas sus fiestas tienen un alto componente callejero, empezando por el desfile del Martes de Carnaval conocido como Carnaval Trapalho; pasando por la Festa da Flores, que se caracteriza por comparsas callejeras formadas por cientos de niños vestidos de punta en blanco, y por último, la fiesta de Fin de Año, una de las más concurridas de la isla. Esta comienza ya en octubre en donde las principales calles se llenan de luces con diseños originales y flores, para terminar el 31 de diciembre con un impresionante espectáculo pirotécnico. 

Amelia Fdez. Valledor

 

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